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TEETETO


“Teeteto o Sobre la Naturaleza” de Platón aclara la respuesta hacia la cuestión: ¿qué es el conocimiento?

Ante la interrogación de Sócrates acerca de la naturaleza del conocimiento, Teeteto afirma primeramente que éste es igual a la percepción. Teeteto admite la imposibilidad de percibir mediante una facultad, por ejemplo, la vista, lo que se percibe por otro medio, como el oído. En un saber vulgar o cotidiano, nos encontramos diariamente con percepciones, como lo pueden ser el sonido o los colores, cuyas formas de identificarlos se dan gracias a que tenemos ciertos órganos o sentidos que nos auxilian, empero, “¿Por medio de qué órgano opera la facultad que te da a conocer lo que tienen en común todas las cosas y éstas en particular, como el “es” y el “no es” con el que te refieres a ellas?” Aquí es cuando se cae en la cuenta de que el conocimiento no tiene como medio a los sentidos únicamente, puesto que debería entonces haber alguno que aprehendiera la unidad y pluralidad, semejanza y desemejanza, identidad y diferencia y al ser y al no ser. ¿Qué es, pues, lo que nos ayuda a conocer? Teeteto responde, después de analizar la cuestión socrática, que es el alma la que examina por sí misma lo que es común en las cosas.

Así, la verdad de algo no se puede conocer sin antes conocer la de su ser, y con ello tampoco se puede saber sin alcanzar la verdad. Sócrates afirma: “El saber no radica en nuestras impresiones, sino en el razonamiento que hacemos acerca de éstas. Aquí, efectivamente, es posible aprehender el ser y la verdad, pero allí es imposible”

Teeteto concuerda con que el verdadero conocimiento versa sobre lo universal y lo permanente, y no sobre otras definiciones repasadas por Teeteto, como lo fueron:
  • El conocimiento es igual a percepción.
  • El conocimiento (o ciencia) descansa sobre juicios verdaderos.
  • El conocimiento es un juicio verdadero acompañado de una explicación.
En el diálogo, Sócrates figura que no podemos aspirar a tener conocimiento analizando la realidad a partir de los sentidos, es decir niega la posibilidad del conocimiento a través del mundo material.

En la lectura, se denota la importancia de conceptualizar a los objetos, es decir, observarlos y aprehender de ellos las características que los identifican, pero no es esto sino un modo donde no se podrá conocer la verdad de las cosas, no se podrá entonces hacer ciencia. Ningún conocimiento se alcanza con la definición, puesto que el conocimiento verdadero del mundo sensible está fuera del alcance de nuestros sentidos, va más allá de este plano y recae en lo que después denominarían permanente en el ser, esencias.